¿Cómo elegir al socio idóneo para cada negocio?

Columna originalmente publicada por el periódico El Financiero 09 de noviembre de 2020.

Sólo hay una cosa más compleja que definir un modelo de negocios, funcional, competitivo y que produzca rentabilidad en el tiempo y esto es encontrar al socio idóneo para materializarlo.

En su definición más simple, un socio es un individuo que participa en una sociedad junto con otra o más personas, aliándose y aportando con un propósito empresarial común que goce de claridad respecto a las obligaciones y derechos de cada parte.

En la vida real, un socio es el individuo o corporación que participa en un contrato de sociedad (verbal o escrito), pero de quien se espera la aportación de capital, talento, tiempo, experiencia, interés y otros activos para posibilitar una actividad empresarial planeada que produzca los retornos que cada parte espera durante el tiempo que esa sociedad exista.

Asumiendo que tu empresa pudiera beneficiarse de la incorporación de más socios, ¿cómo elegir al socio idóneo para el buen nacimiento o crecimiento de una sociedad? Aquí tres tipos de socios para afinar la puntería:

  • Socio de negocio. – Sea porque compartirán uno o varios clientes en determinada modalidad; sea porque en un mercado específico se complementan bien; sea porque hay un conjunto de actividades que circunstancialmente conviene hacerlas juntos para maximizar resultados, es una forma idónea para detonar una nueva sociedad.

Se privilegia el momento y los objetivos, poniendo reglas claras con temporalidad definida. Se tiene plena conciencia de que agotada esa ventana de tiempo y/o responsabilidades compartidas, esa sociedad llegará a su fin.

 

  • Socio de empresa. – Aunque jurídicamente es el efecto de una coinversión en una sociedad de determinado tipo, en los hechos es la consecuencia de un acuerdo con expectativas de aportaciones específicas, diferenciadas y bien definidas en su magnitud y temporalidad para crear una entidad productiva que construya valor en el tiempo.

Se privilegia la complementariedad, la confianza y las capacidades de ejecución, unificando visión de gestión en el largo plazo y el tipo de controles que satisface a cada socio. En esa sociedad, las reglas de gobierno deben estar muy bien definidas.

  • Socio de proyecto empresarial. – Surge cuando la estructura de intereses de los socios se va entrelazando en coinversiones de distinta índole: diversas empresas, múltiples contratos, garantías cruzadas y una indiscutible conveniencia de la continuidad en la gestión común de una economía tan productiva como compartida.

Se privilegia cierta forma de hacer empresa y negocios, creándose un estilo de vivir su empresarialidad con un balance consensado entre el interés grupal y el personal.

Existe una correlación entre ser un buen socio y encontrar buenos socios. Lo semejante atrae a lo semejante. En las comunidades empresariales se va conociendo más rápido que tarde quien es un socio honorable y quien es abusivo. Quien ejecuta con precisión y quien sólo habla con presunción.

Las sociedades tienen que resultar funcionales, sin duda, pero armónicas también. Nacen de una orientación al propósito, pero se nutren de puentes de confianza que se van solidificando.

Sí, todo empresario busca originalmente tener socios preparados, capaces, que agreguen valor y que aporten recursos frescos. Y sí, también es cierto que ser un buen socio es algo que se aprende con el tiempo y se refina con disposición.

Y yo celebro tener el socio que tengo…

Se llama Adrián y se apellida Peña Ruiz. En febrero de 2021 se cumplirán 15 años de sociedad formal en la primera de las empresas que incorporamos. Méritos le sobran. Es dedicado al trabajo, tiene comprensión de los negocios y es bueno para el seguimiento comercial. Lo importante, sin embargo, es que tiene mucho de lo que a mí me falta. Es difícil igualarlo en paciencia e imposible ganarle en generosidad.