3 detonantes para crecer tu negocio sistémicamente
En el mundo de la empresa, crecer sí es importante.
Con independencia de que ciertas externalidades puedan o no favorecer que una entidad productiva crezca, la dirección de un negocio tiene que estar enfocado en la gestión del crecimiento. Crecer es una decisión.
En su definición más simple, el crecimiento es el aumento de la cantidad, el tamaño, la intensidad o la importancia de una cosa.
En la empresa, ese aumento puede tener su expresión en muy distintos indicadores: el monto total de ventas, el número de clientes atendidos, el número de SKUs desplazados, el número de puntos de venta abiertos, el incremento de la rotación de inventarios, la capacidad instalada para el procesamiento de productos o servicios y, desde luego, la rentabilidad.
¿En dónde poner el acento a la hora de decidir opciones? ¿Con qué elementos de juicio decidir las muy diferentes alternativas de inversión, adquisición o gestión del crecimiento? Aquí tres criterios para la discusión:
a) Diseñarlo todo en función de su escalabilidad.– Sea una nueva unidad de ingresos, sea un sistema operativo, sea un nuevo módulo de servicios. Una solución no debe nacer estructuralmente topada en su diseño inicial porque se convertirá en cuello de botella en instantes.
Si en la conceptualización original y pruebas iniciales se diseñan las cosas para que lo resulte la etapa inicial puede ser escalado a una segunda etapa o una tercera con relativa facilidad, estarás apuntalando un crecimiento futuro ágil.
b) Impulso perpetuo en la tecnología.– Hoy, las soluciones tecnológicas difícilmente reportan un problema de accesibilidad. El reto está en familiarizarse con la enrome diversidad de opciones que la tecnología ofrece y en convertir aparatos y sistemas en soluciones integradas y adoptadas para procesos de negocio específicos.
Sin importar el tamaño del negocio, todo proyecto de crecimiento debe estar apuntalado en una plataforma tecnológica que facilite, que mida, que eficientice y que permita crecer indefinidamente.
c) Siempre exponerse a nuevos mercados.– Aunque todo negocio tiene mercados más desarrollados que otros, suele ser el esfuerzo de penetración en nuevos nichos lo que detona conversaciones nuevas.
En mi experiencia, son los nuevos prospectos o los clientes en mercados poco atendidos por tu organización los que tienden a exigir aproximaciones distintas de tus servicios o variaciones relevantes a tus productos. Esa percepción diferenciada de valor suele detonar nuevas discusiones al interior de la organización y crea nuevas oportunidades para la renovación infinita de las soluciones que ofertas.
La realidad es cruda y dura. Si un negocio en marcha no materializa en un periodo determinado un crecimiento por encima de la tasa a la que crece la economía en la que opera y/o por encima de la o las industrias en las que se desenvuelve, es altísimamente probable que alguien más esté ganando mayor presencia en tu mercado.
Sí, puede haber otros detonadores del crecimiento según el país y el sector en el que cada empresa se desenvuelve. El reto perpetuo es encontrarlos y gestionarlos mega bien.