La importancia del Capital Reputacional
Si un tercero que te conoce escuchara tu nombre en una conversación entre dos personas de negocios, ¿qué imagen le vendría a la mente? ¿Qué diría de tu trayectoria profesional alguien que te describe ante un contacto? ¿Qué tan cumplido dirían que eres en tus entregas, en tus pagos o en tus contratos? Si la respuesta deja más positivos que otra cosa, es posible que goces de Capital Reputacional.
La mejor definición de reputación la escuché hace años de la autora y conferencista inglesa Lesley Everett. Con sencillez, la define como “aquello que dicen de ti cuando tú te das la vuelta”. Es la consideración, opinión o –en el mejor de los casos – estima que se tiene de alguien, dicen la mayoría de los diccionarios.
En los negocios, sin embargo, la pura buena reputación ayuda, pero no necesariamente detona resultados en los estados financieros. Se requiere algo más.
¿Cómo nutrir metódicamente un capital reputacional que abone a tus objetivos de empresa a lo largo de tu trayectoria profesional? Aquí tres ideas para la reflexión individual:
1) Ser megaconsistente en tu quehacer profesional. Estabilidad de propósitos, consistencia en el actuar y continuidad en el tiempo logran un posicionamiento en segmentos poblacionales y mercados. Estar, estar, estar. Resolver, resolver y resolver. La vida te puede llevar a distintas empresas o trincheras, pero tu quehacer, tu pericia y tu conocimiento en ese algo que te distingue debe prevalecer en el tiempo.
2) Son los logros, no los cargos. Inevitablemente, la vida profesional te llevará a ciertos cargos. Unos más atractivos que otros, pero algunos con mayor complejidad. Suelen ser estos últimos los que ofrecen la oportunidad de forjar hechos trascendentes o de ganar batallas complejas. Y aunque serás brevemente reconocido por tu nuevo gran éxito, no se te debe olvidar que son los logros los que crecen tu talla y forjan la capacidad.
3) Compartir conocimiento especializado. Y no con un deseo de mostrar que sabes, sino de que puedes apoyar y guiar a otros. Pocas cosas ayudan tanto profesionalmente como que te busquen como referencia cuando alguna situación compleja surge en la vida profesional de propios y extraños.
Hay otras actividades que pueden apoyar a la construcción de capital reputacional: presencia en medios de comunicación especializados, la publicación de un libro que resulte ser realmente leído y respetado, la contribución generosa en organizaciones gremiales relacionadas con tu mundo profesional y la obtención de premios y reconocimientos ofrecidos legítimamente por pares de tu industria.
Es, sin embargo, hasta que el impecable ejercicio de tu actividad profesional o empresarial, o bien una o varias transacciones emblemáticas en tu entorno de negocios, llegan a transitar consistentemente más allá de tus círculos inmediatos cuando se construye en el tiempo un posicionamiento que hace que tu teléfono suene un día sí y otro también o que la gente te busque para hacer cosas contigo.
Cuando tus pericias, buenas prácticas o capacidades probadas producen atracción en diversos mercados objetivo, entonces y sólo entonces, has creado capital reputacional.